Mensaje tras mensaje
Hasta que por fin, él pudo hablar directamente con ella.
«Mensaje de una amiga común, recibido el 3 de Julio de 2015:
Hola. Paolo tengo que decirte algo que me pasó hace dos noches…
No sé como empezar, pero ahí va.
Tengo un mensaje para ti. Por fin se ha comunicado Mirella conmigo.
No sé si creerás o no, pero mi deber es decírtelo.
La vi con dos personas, una de ellas era un hombre mayor con el pelo un poco blanco, pero no muy mayor. Supuse que era su padre. Y la otra era una mujer también mayor y muy bien arreglada.
Vino a visitarme con esas dos personas que la acompañaban e iba muy guapa, como era ella.
Estuvo hablando conmigo y me dijo varias cosas, como que ella no se había olvidado de vosotros en ningún momento, pero que algunas personas sí se están olvidando de ella… No sé por qué me dijo eso, pero me lo dijo…
Me dijo que ella os visita de vez en cuando, que siempre lo hará, que nunca se olvidará de ti, que no te desanimes, que te ha querido y te querrá siempre, que siempre te protegerá y te dará las fuerzas suficientes para que sigas adelante, que se siente orgullosa de ti.
Que eres la única persona que no se ha olvidado de ella, que te visita, que sí, que lo hace, que no lo dudes.
Que sus amigos están tan ocupados que no se acuerdan de ella pero que ve todos los problemas que tienen.
Que no te olvides nunca de ella»
TR Paolo. 39 años
8 de Abril de 2016
A Paolo le iba llegando mensaje tras mensaje, incluso de gente que apenas conocía, relacionado con ella…
Hacía cinco años que su mujer Mirella había muerto y desde esos momentos Paolo se vio arrastrado a un gran pozo de dolor y duelo. Pronto empezó a darse cuenta de que las cosas que le iban diciendo algunas personas que se cruzaban en su camino, estaban directamente relacionado con su gran amor, su mujer.
Aunque ese proceso es realmente bonito y desde la perspectiva de un terapeuta de almas es muy interesante, pienso que esa parte de la historia debería contarla el propio Paolo.
Yo me limitaré, de alguna forma, a cerrar el círculo yendo al origen de todo. Mostrando la evolución del alma en su conjunto, sin separarla por ésta u otra experiencia de vida, sino como una continuidad en el caminar del ser que realmente somos.
Al principio Paolo visitó distintos momentos de la vida de Mirella. Creo que fue una forma de ofrecerle un homenaje de su amor por ella y, quizás también, una forma de permitirle definitivamente que se fuera a la luz. A pesar de la mezcla de emociones que su rostro reflejaba, a pesar del dolor y la felicidad que expresaba cuando la veía, con la nitidez que solo en regresión se es capaz de tener.
También tuvo unos momentos para hablar con el alma de su madre, que de pronto hizo acto de presencia en la terapia, y que para él es muy importante en su vida.
Lo seguí conduciendo por los caminos de su alma hasta que ahí estaba, el origen.
Paolo: Está oscuro. Es de noche.
Terapeuta: Muy bien. Sigue.
P: No me siento bien. Siento miedo en el estómago. Siento soledad y oscuridad. No me muevo. Siento los sonidos de la noche. Mis zapatos son raros, como antiguos. Aparece un caballero oscuro en un caballo. Lleva una lanza o una espada en la mano derecha.
Ese fue su primer contacto con aquella vida. Da igual por dónde se entre. No siempre se entra forzosamente por el echo traumático, aunque suele ser lo habitual. Lo importante es que está en la experiencia que su alma desea mostrarle para poder sanarla.
P: Ahora es de día. Llevo armadura y capa roja. Me arrodillo ante un hombre. Él me mira y me habla. Todo el mundo está serio, pero sonríen. Me van a nombrar caballero. Parece que hay una fiesta. Me he cambiado de ropa. La veo. La veo a ella entre todas las mujeres. Me mira y me sonríe, va vestida de color azul. Hay baile, comida, risas y música. Estamos muy felices. Ella está contenta porque soy caballero. Bailamos.
De pronto cambió su semblante.
T: ¿Qué está pasando?
P: Ella sufre porque yo lucho. Siento dolor.
T: ¿Cómo si fuese qué cosa?
P: Como si fuese una espada. ¿Qué está pasando?-se pregunta- Me mareo y me caigo. La veo en su habitación. Ella me ve caer desde donde se encuentra. Sufre por mí.
Así estuvo algunos minutos, hasta que siguiendo el hilo de mis preguntas por fin reconoció.
P: Creo que he muerto.
P: Veo una luz. Aparece una persona de blanco con el cabello rubio. Está todo blanco. Me dice que no me preocupe, que todo está bien, que he vuelto a casa. Siento calma y tranquilidad.
Es curioso, pero la mayoría de personas, crean o no, hayan leído sobre este tema o no, expresan lo mismo sobre la paz y la vuelta a casa.
T: Fíjate bien. ¿Qué es lo que teníais que aprender con esta experiencia tan dura?
P: (preguntando) ¿El desapego? (su cara era de rareza absoluta, como diciendo «¿qué me estás contando»?)
T: Fíjate bien. Pregunta a estas personas que están contigo. ¿Qué estáis aprendiendo con estas experiencias de pérdida?
P: (ahora más consciente). El Desapego.
He de reconocer que para mí fue una inspiración esta terapia pues me llevó, junto con otras experiencias, a concretar el escrito sobre el desapego
//viajerosdeluz.blogspot.com.es/2016/04/el-desapego.html
Le llevan a una especie de ciudad toda blanca y todos van vestidos de blanco, incluido él ahora. Y entonces aparece ella… la expresión de Paolo se transforma. Sonríe. Se puede ver reflejada en su cara el profundo amor que siente. Sin embargo, ahí, en ese estado no es un amor terrenal.
Es algo más profundo. Muestra el reconocimiento de un alma amiga, de un alma afín, muestra el amor que somos capaces de sentir sin las trabas de esta dimensión. Tal es así que las personas que le acompañábamos nos emocionamos.
La vibración del amor se siente en el aire y veo como lágrimas silenciosas escapan de los ojos de las dos mujeres que vinieron con él.
Por fin… Esto era lo que todos esperábamos. Su encuentro en esa otra dimensión donde solo existe el entendimiento y la paz.
Se van a un lago y hablan. Yo le digo que, en la medida de lo que pueda, nos relate lo que van contándose. Se echan de menos.
Mirella le dice que tuvo que pasar.
Les vuelvo a preguntar, esta vez a los dos… ¿qué teníais que aprender con estas dos experiencias tan duras de pérdida?.
Paolo traduce lo que ella le va diciendo.
Así lo pactamos, decía. Teníamos que aprender a vivir con el dolor, aprender lo que realmente era el amor incondicional.
Les hablo del desapego en ambas direcciones.
Ella le perdió a él en aquella vida donde él era caballero y presenció su muerte en el campo de batalla. Y él la perdió a ella en esta vida. Pero que ahora estaban juntos.
En aquella vida Paolo se quedó como alma confundida un tiempo con ella. Igual, ella también lo hizo en esta vida. De ahí tantos mensajes que él iba recibiendo de personas a su alrededor.
Hasta que con el tiempo y el entendimiento, lograron llevar su energía a la luz. Cada uno en su momento.
Estuvieron mucho tiempo hablando. Yo veía como él, a veces, movía sus labios en preguntas silenciosas que solo ella escuchaba.
Y cuando yo le preguntaba me contestaba, «es que la comunicación es muy rápida y no puedo traducirla». Así que les dejé. Era su momento. Era el motivo por el cual él había venido a casa.
Dos amantes, uno encarnado y otra no, en ese mundo sutil donde las almas pueden encontrarse y vivir momentos inolvidables de pura paz y amor. Un lugar donde equilibran sus emociones y su corazón vuelve a latir en armonía.
Pasado un tiempo él mismo dijo que ya entendía, que ya se encontraba mejor. Se despidió de ella en aquel lugar donde cada vez que su alma lo necesite podrá regresar a encontrarla, como amigos del alma. Más allá del tiempo y del espacio.
Ahora ella ya no necesitaba que él no la olvidara. Ahora ya no le importaba que los amigos no la recordaran tanto como rezaba el mensaje, pues ahora ella ya estaba totalmente en la luz y quería que él rehiciera su vida.
A veces cuando no toda nuestra energía ha regresado al hogar, quedan reminiscencias de lo que consideramos importante en esta dimensión terrenal, como el que la gente nos recuerde o no, sin darnos cuenta de que eso no importa. Y eso solo se nota cuando realmente estamos en la luz en nuestra totalidad, en ese lugar del cual venimos y desde el que todo se ve bajo un prisma de más entendimiento.
Proseguí con la parte sanadora de la terapia regresiva de aquella vida en la que, como caballero, Paolo moría bajo el filo de una espada.
T: Fíjate bien, de todo esto que acabas de revivir ¿cuál ha sido para ti el momento más traumático?
P: Cuando siento el dolor de ella cuando me matan (ni siquiera su propio dolor en su muerte, sino el de ella)
T: Y en ese momento, ¿cuáles son tus reacciones físicas?
P: Me duele el estómago y siento el dolor de ella como si fuese el mío propio. (Todo el tiempo él estuvo pendiente del dolor de Mirella en aquella vida cuando le perdió).
T: Y en ese momento, ¿cuáles son tu reacciones emocionales?
P: Tristeza absoluta por ella (otra vez, de ahí también que en esta vida fuese él quien la perdió a ella, para entender desde la otra perspectiva). No es por mí es por ella, porque la veo sufrir.
T: Y en ese momento, ¿cuáles son tus reacciones mentales?
P: Quiero consolarla, ayudarla a que no sufra ( por eso fue que su alma se quedó con ella en aquella vida en vez de ir directamente a la luz).
T: Fíjate en todo esto y dime, ¿qué te hace hacer en tu vida como Paolo?
P: Acumular inconscientemente una sobrecarga emocional. Conscientemente noto solo la mitad del dolor que llevo dentro. (Fíjense qué importante esto. Nunca me canso de hablar sobre la importancia de sentir plenamente el dolor para poder sobreponerse a él)
T: Y, ¿qué te está impidiendo hacer?
P: Indudablemente, seguir adelante sin ella.
Luego Paolo concluye. «También estoy aprendiendo el desapego. Y sin su presencia en mi vida, estoy tomando más seguridad en mí mismo. Antes necesitaba de su presencia para sentirme seguro, ahora soy más fuerte emocionalmente hablando. Ella era mi pilar, me apoyaba si yo sentía miedo. Ahora aprendo a controlar mis miedos por mí mismo. Y también aprendo amor incondicional».
Esta experiencia tan absolutamente arrebatadora nos muestra también como las vidas se van entrelazando. Como los aprendizajes se van completando con cada experiencia. Como realmente todo forma parte de la gran evolución del alma como ser inmortal, que pasa de vida en vida aprendiendo, sintiendo, sanando y evolucionando en conciencia de su propio ser.
Todo es un enorme y gigantesco puzzle, donde cada pieza tiene su lugar, donde todo cuadra al final.
Porque al final, como decía uno de mis maestros, todo está bien y si no está bien, es porque aún no es el final.
Querido Paolo, deseo profundamente que escucharas las palabras que te dijo Mirella a la orilla del lago y hayas decidido abrirte a la vida que aún te queda por disfrutar.
Con todo mi agradecimiento a ambos por esta gran muestra de amor. Os deseo la mejor de las existencias.
Fina Navarro
24 de Agosto de 2016
Apenas un día después de hacerle llegar a Paolo este escrito, para que diera su aprobación a la publicación, y a mi pregunta de cómo se encontraba, Paolo me escribía:
«Buenos días Fina.
Pues creo que mejor desde aquellas fechas porque me siento más entero, aunque un pelín estresado… pero eso es parte de la vida.
No sé, me encuentro incluso mejor físicamente. Es como si me hubiera quitado un lastre del cuerpo.
La llevo en mi corazón. Y siento que muchas veces se producen esas «no casualidades», una tras otra.
Miro hacia delante pero sin dejar de vivir el ahora.
Muchas gracias por el texto.
El mensaje que un año antes me dio nuestra amiga en común (con el que abro el escrito) fue crucial para seguir creyendo y seguir recuperándome. Fundamental!!»
Me alegro profundamente de que todo siga su curso y estés mejor, querido Paolo: Todo ayuda porque todo está ahí por algo.
Lo cierto es que ese mensaje que Paolo recibió de su amiga, para él fue crucial. Lo sostuvo, lo alentó y le ayudó, y eso es lo importante.
Da igual si esa ayuda viene en forma de un mensaje, de un libro, de una película, de una mano amiga, de una terapia regresiva, de un psicólogo… Da igual, pues todo está ahí por algo y cada cosa, si sabemos mirar, nos impulsa a seguir adelante.
Me uno al agradecimiento de Paolo a esa amiga común, que se atrevió a dar ese mensaje que tanto bien le hizo y a esa otra amiga que lo trajo a mi casa aquella tarde.
Gracias a ambas por vuestra valentía 😉
Fina Navarro.
28 de Agosto de 2016
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